Me sentía alicantina y aún así decidí volver a la tierra de mis padres. Crecí oyendo historias familiares de lo mucho que habían sufrido por conservar sus tierras (para ellos muy importantes) manteniendo vivos sus ideales.
A esa lucha por mantener los ideales, que ahora ya nadie reconoce o pretende ignorar, me refiero.
Hago un llamamiento a aquellos desencantados de la vida y de los hombres. Aquellos que un día se dejaron arrastrar por los que les miraban por encima del hombro. Pensaron así que se pondrían a su altura y lograrían su estatus, pero se equivocaron. Siempre les miraron con menosprecio.
Pensad de donde venís y quienes eran vuestros padres y abuelos, sólo así encontraréis vuestras raíces. La vida cambia y se cometen errores, pero lo que jamás cambia son las raíces, las raíces de vuestros antepasados, que un día fueron Aigües.
A esa lucha por mantener los ideales, que ahora ya nadie reconoce o pretende ignorar, me refiero.
Hago un llamamiento a aquellos desencantados de la vida y de los hombres. Aquellos que un día se dejaron arrastrar por los que les miraban por encima del hombro. Pensaron así que se pondrían a su altura y lograrían su estatus, pero se equivocaron. Siempre les miraron con menosprecio.
Pensad de donde venís y quienes eran vuestros padres y abuelos, sólo así encontraréis vuestras raíces. La vida cambia y se cometen errores, pero lo que jamás cambia son las raíces, las raíces de vuestros antepasados, que un día fueron Aigües.
Una vecina
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